lunes, 8 de diciembre de 2014

La Catedral de Toledo: símbolo de la ciudad



Construida en el siglo XIII sobre el centro religioso de la ciudad bajo el reinado de Fernando III el Santo y terminada en la época de los Reyes Católicos, la Catedral de Toledo alberga un verdadero tesoro artístico que resume el pasado de la ciudad y la convierte en la más grande de todo el gótico español. Con casi 120 metros de altura y un ancho de aproximadamente 60 metros, la Catedral tiene cinco pasillos y cruceros grandes y, por su forma actual, se convierte en uno de los monumentos más representativos de España. Su torre se eleva por encima del resto de edificios de la ciudad y resalta por encima de todos los demás. El tronco central está configurado por la conocida Campana Gorda, rodeada de ocho campanas menores, cada una representando un santo. 

Foto: Celia Morales Fernández Prieto
La fachada principal dispone de una única torre ya que la segunda nunca llegó a terminarse y en su lugar se colocó una cúpula diseñada por el hijo del Greco, Jorge Manuel Theotocopuli y una linterna octogonal. Tres puertas configuran la fachada: la del Perdón, la llamada del Juicio Final y la de la izquierda,  la del Infierno. En el centro de la misma se puede observar la Última Cena, la obra maestra del escultor Mariano Salvatierra Serrano.

La Puerta del Reloj, conocida también como la Puerta de las Ollas, la más antigua de las puertas de la Catedral destaca en la fachada norte. En la fachada sur encontramos dos puertas: la llamada Puerta de los Leones o Puerta Nueva, haciendo alusión a los leones que rematan las seis columnas y la Puerta Llana, construida en tiempos del cardenal Lorenzana (1772-1800) y cuyo nombre se debe a la ausencia de escaleras, un hecho que permite el acceso fácil de materiales en el interior.

Entre las capillas que configuran la Catedral de Toledo, hay que mencionar la Capilla Mayor, fruto de una reforma llevada a cabo en tiempos del Cardenal Cisneros y en cuyo centro se encuentra un gran Cristo crucificado colgado del techo de la bóveda. A sus espaldas, situado en la girola, está el Altar del Transparente, configurado por un conjunto de elementos arquitectónicos: bronces decorados, esculturas, etc. Pero, la más grande y a lo mejor la más importante, es la Capilla de Santiago, fundada por don Álvaro de Luna como panteón familiar, una obra de estilo gótico. 

Foto: Celia Morales Fernández Prieto
La Sala Capitular, otra de las señas de identidad de la Catedral, fue ordenada a levantarse por el mismo Cardenal Cisneros. La portada de acceso, de estilo gótico también,  tiene el escudo de la familia Fonseca y en ella encontramos imágenes de la Virgen María, San Juan y Santiago.

En el lado norte de la Catedral resalta el Claustro, que forma un cuadrado perfecto, cada lado midiendo aproximadamente 52 metros. Está edificado en el mismo lugar donde se asentaba el famoso mercado de la judería y su primera piedra se colocó en el siglo IV.

Este majestuoso edificio presenta la lógica superposición de estilos habidos en Toledo a lo largo de estos años. Su interior es un museo histórico lleno de tesoros y más de 750 vidrieras de los siglos XV y XVI iluminan este magno templo. Aquel que está interesado en la cultura, el arte, la historia, etc. no puede dejar de rendir admirada visita a la Catedral. La torre de la misma, que estuvo cerrada durante mucho tiempo, se abrió nuevamente al público en 2011. En la misma, uno puede admirar la campana Gorda, de 10 metros de circunferencia y 12 de altura, que supuestamente es la más grande la Cristiandad. Las leyendas dicen que se rompieron todos los cristales de la ciudad cuando sonó por primera vez.




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